Alimentación y Salud

Tanto en el desarrollo como en la función de la visión, influye la nutrición.

Con el fin de garantizar una óptima salud visual, el organismo debe recibir a diario vitaminas, minerales y nutrientes. En la actualidad, los malos hábitos alimenticios , el estrés continuo y la agitación de la vida moderna hacen que esto sea apenas posible.

Se ha comprobado mediante estudios epidemiológicos cómo las alteraciones moderadas de la visión aumentan el riesgo de mortalidad, especialmente si se consideran las enfermedades oculares asociadas al envejecimiento (cataratas y degeneración macular).

De acuerdo a la última estimación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el deterioro de la visión, es un problema importante de salud pública a nivel mundial. Actualmente afecta a unos 314 millones de personas y es debido a enfermedades del tejido ocular o bien a errores de refracción sin corregir.

De ellos, 45 millones están ciegos y en un 90% viven en países de bajos recursos, donde el riesgo de pérdida visual es elevado simplemente por la falta de servicios oftalmológicos. No obstante, la OMS estima que alrededor de un 80% de las alteraciones en la visión se pueden prevenir o tratar.

Las principales causas de ceguera a nivel mundial son las cataratas (39%), los errores refractivos sin corregir (18%), el glaucoma (10%), la Degeneracion Macular Asociada a la Edad (7%), las opacidades de la córnea (4%), la retinopatía diabética (4%), el tracoma (3%), las enfermedades oculares en niños (3%) (por ejemplo, causadas por deficiencia en vitamina A) y la oncocercosis (0,7%).

En un estudio de 2525 personas pertenecientes al  AREDS (Age-Related Eye Disease Study) se vio que una alta adhesión a la dieta mediterránea reduce el riesgo de progresión hacia la degeneración macular asociada a la edad avanzada (DMAE). También se ha visto un efecto beneficioso de los suplementos de antioxidantes particularmente la luteína y zeaxantina.

Diversos Meta-análisis muestran que una dieta alta en frutas y vegetales y con vitaminas C y E están asociados a una disminución en la prevalencia de cataratas o cirugía de cataratas. En diabéticos tipo II de África se ha visto que la dieta mediterránea reduce el riesgo de ceguera por catarata o por glaucoma.

Entre los nutrientes y otros componentes de los alimentos que ejercen su acción  en el tejido ocular, destacan las vitaminas A, C, D y E, los carotenoides: luteína y zeaxantina, y algunos ácidos grasos poliinsaturados.

 

  • Vitamina A

Vitamina A Tomates salud visual

La vitamina A es obtenida a partir de retinol (en alimentos de origen animal) y de carotenoides con actividad provitamínica (fundamentalmente en alimentos vegetales).

Es imprescindible en la regeneración de la rodopsina, cuya descomposición por la luz permite el proceso visual en las células fotosensibles de la retina.

Es necesaria para la vista, para que no se produzca ceguera nocturna. Su deficiencia puede provocar incluso ceguera total. Sin la vitamina A no podemos ver los colores ni distinguir entre la luz y la oscuridad.

En estados carenciales de vitamina A, el tejido visual no puede regenerarse. Su poder antioxidante previene enfermedades, como la ceguera nocturna y las cataratas. Igualmente ayuda a los ojos a superar infecciones bacterianas y repara las células dañadas, también evita la sequedad en  la superficie conjuntival (Xeroftalmia).

Se encuentra principalmente en en la yema de huevo, hígado de mamíferos, aves y peces, zanahorias, espinacas cocidas, perejil, aceite de soja, lechuga, tomate, leche y mantequilla.

La suplementación diaria con una alta dosis de ß-caroteno, la provitamina A (60mg) actúa  beneficiosamente sobre el campo visual. Pero a su vez, un exceso de vitamina A (hipervitaminosis)  es perjudicial para la salud ocular.

La intoxicación aguda por hipervitaminosis A aparece después de la ingesta de 150 a 1.200 mg (500.000-4.000.000 Unidades Internacionales -UI-) de vitamina A a lo largo de dos días para los adultos, después de una dosis única de 45 mg aproximadamente (150.000 UI) para niños en edad escolar, o después de la ingesta de alrededor de 22 mg (75.000 UI) para niños más pequeños.

De modo que, los fotorreceptores no pueden realizar de forma efectiva el proceso de la fototransducción, principalmente por defectos en el transporte y metabolización de la vitamina A entre el epitelio pigmentario de la retina y las células fotorreceptoras, apareciendo derivados tóxicos.

 

  • Vitamina C

vitamina C salud ocular

Se encuentra en una concentración relativamente alta en el humor acuoso del ojo, tiene efecto antioxidante y actúa de captador de radicales libres. Por su poder antioxidante protege al cristalino de los procesos que pueden llevar a la opacificación.

Evita  la degeneración del tejido conjuntivo, previene el daño celular y ayuda a eliminar productos de desecho.

En patologías diabéticas del ojo juega un papel esencial, ya que en estos casos la necesidad de vitamina C aumenta hasta en un 50%.

La Vitamina C potencia el efecto de la vitamina E. Así pues, un estudio de investigación concluyó que las mujeres podían reducir el riesgo de cataratas si consumen mucha vitamina C. De la mujeres examinadas, las menores de 60 años con aportes de vitamina C tuvieron un 57% menos riesgo de desarrollar cataratas que sus iguales que no consumían vitamina C.

 

  • Vitamina E

Se encuentra en alta concentración en la retina, actuando sobre los ácidos grasos de las membranas celulares. Al impedir la oxidación de las membranas celulares permite una buena nutrición y regeneración de los tejidos.

La ingesta de alimentos que contienen vitamina E disminuye el riesgo de padecer degeneración macular en un 25%, según las conclusiones del estudio AREDS (Age Related Eye Disease Study).

 

  • Riboflavina o vitamina B2

Forma parte de la composición de la retina, protege al globo ocular contra la acción destructiva de los radicales libres, al estimular la acción de la vitamina E.

Bajos niveles de riboflavina determinan una mala adaptación a los cambios de luminosidad (fotofobia). También ejerce acción preventiva frente a las cataratas. Sin embargo, un exceso de vitamina B2 puede llegar a degenerarse constituyendo por sí misma un oxidante que podría empeorar la situación de la visión.

 

  • Vitamina B-12

Es un estimulador de la recuperación de los tejidos nervioso y de la conjuntiva ocular.

La vitamina B-12, es especial para tratar la fragilidad epitelial corneal; desarrolla una acción neutrófica de regeneración y creación del tejido neural sobre los plexos nerviosos del tejido corneal, favoreciendo su regeneración.

 

  • Vitamina D

vitamina D por luz solar

Es obtenida por la exposición solar de la piel (a partir del precursor 7-dehidro-colesterol). Está presente en pescados y huevos en  pequeña  cantidad, y se enrique con ella muchos alimentos.

 

Una concentración inadecuada de vitamina D en sangre favorece el desarrollo de patologías retinianas como la DMAE y la retinopatía diabética. La sintomatología asociada al síndrome de ojo seco se agrava ligeramente con niveles bajos de vitamina D en sangre. Su déficit también agrava los síntoma de la uveítis anterior y favorece su aparición. En hombres aumenta el riesgo de aparición y desarrollo de cataratas con niveles inadecuados de vitamina D en sangre.

La deficiencia de vitamina D favorece también el desarrollo del glaucoma primario de ángulo abierto.

Tiene un efecto neuroprotector sobre el nervio óptico por lo que los niveles bajos de vitamina D favorecen y contribuyen al adelgazamiento de la capa de fibras nerviosas de la retina en los pacientes con retinopatía diabética temprana. (Gungor et al., 2015).

 

  • Zinc

El zinc abunda en carne, pescado, legumbres, quesos.

Cuando los niveles de zinc son deficientes se produce ceguera nocturna, aunque los niveles de vitamina A sean correctos.

En el estudio  AREDS se demostró que la ingesta de zinc ayuda a reducir el impacto de la DMAE en algunas personas. Los niveles de zinc que demostraron ser efectivos en retrasar la progresión de la enfermedad sin embargo no deben  ser ingeridos por sí solos en la dieta, ya que altas dosis de zinc parecen estar relacionados con efectos secundarios como anemia y reducción del colesterol HDL en sangre.

 

  • Carotenoides

Carotenoides en las zanahorias

Protegen al ojo del efecto nocivo de la luz de onda corta. En la retina se encuentran dos carotenoides amarillos: la luteína y la zeaxantina, conocidos como pigmentos maculares.

Los alimentos que aportan más cantidad de luteína en la dieta (bien por su elevada concentración en luteína como por la frecuencia en que son consumidos), son las espinacas, las acelgas,  lechugas de hoja oscura y las naranjas, y respecto a la zeaxantina, los principales contribuyentes son las naranjas, las patatas y las espinacas.

Otros alimentos pueden contener luteína o zeaxantina en grandes cantidades, pero al ser poco frecuente su consumo no pueden ser considerados buenos contribuyentes a la ingesta media de la población.