Conjuntivitis vírica o bacteriana: Cómo diferenciarlas

La conjuntiva es la membrana transparente que recubre la esclerótica y la cara interna de los párpados. Pese a su transparencia, contiene pequeños vasos sanguíneos que pueden inflamarse. La inflamación de la conjuntiva se conoce como conjuntivitis.

Existen diferentes tipos de conjuntivitis dependiendo del agente causante. En primavera son habituales las conjuntivitis alérgicas, que se asocian al polen, mientras que durante todo el año podemos sufrir conjuntivitis víricas y conjuntivitis bacterianas.

Una conjuntivitis vírica o bacteriana suele ser más alarmante que la de origen alérgico, pues se trata de una infección en la que pueden aparecer secreciones que llaman la atención. Todas las conjuntivitis son molestas, pero las bacterianas pueden traer problemas importantes si no se tratan de la forma correcta. Por ello, ante cualquier indicio de conjuntivitis que no remita en pocos días, lo mejor es ir al médico, nunca automedicarse. Mientras te recibe el facultativo y, para tu tranquilidad, vamos a darte una serie de pautas para enseñarte a diferenciar una conjuntivitis viral de una bacteriana.

Qué es la conjuntivitis bacteriana

La conjuntivitis bacteriana es causada, como su nombre indica, por una bacteria. El contagio se puede producir debido al contacto directo de la zona periocular con algo contaminado, como podría ser una prenda de ropa o una toalla, de manera que alguna colonia colonia de una bacteria patógena alcanza la conjuntiva. También puede ocurrir como resultado de un catarro de origen bacteriano, cuando por ejemplo estornudamos sobre la palma de la mano y después nos frotamos los ojos con estas mismas manos. Finalmente, cosméticos o maquillaje en mal estado que se apliquen en la zona de las pestañas o los párpados son otra fuente de contagio.

Síntomas y tratamiento

La conjuntivitis bacteriana se diferencia bastante bien de los otros tipos de conjuntivitis porque los síntomas comunes de enrojecimiento de la zona, sensación de ardor o de cuerpo extraño y el lagrimeo van acompañados de secreciones viscosas, amarillentas o verdosas, que se acumulan durante la noche dando lugar a legañas al despertar. Éstas son unas legañas normales, que pueden aparecer en el lagrimal de personas sanas para expulsar un cuerpo extraño, sino que son unas legañas mucho más abundantes, a veces más fluidas, pero sobre todo purulentas.

El tratamiento de la conjuntivitis bacteriana es siempre algún tipo de antibiótico que se aplicará en los ojos en forma de colirio o pomada, pudiendo acompañarse de antibióticos por vía oral cuando la causa de la conjuntivitis bacteriana sea una infección que afecte a más tejidos, como el típico ejemplo del catarro bacteriano.

Es de vital importancia extremar la higiene de todo lo que toque nuestra zona periocular durante el tratamiento de una conjuntivitis bacteriana, pues no es raro volver a contagiarse por frotarse los ojos de manera inconsciente o por reutilizar pañuelos o toallas. Así, es recomendable realizar una limpieza y desinfección de la zona con toallitas oftálmicas estériles y específicamente diseñadas para ello.

Qué es la conjuntivitis vírica

La conjuntivitis vírica está causada por un virus, y es bastante difícil de diferenciar a simple vista de una conjuntivitis alérgica.

Síntomas y tratamiento

Sus síntomas se asemejan a los de la conjuntivitis alérgica, y, en ocasiones el virus causante puede afectar también las vías respiratorias y causar rinitis, lo que hace que se pueda confundir con una conjuntivitis alérgica. En cualquier caso, la conjuntivitis vírica no cursa con esas secreciones purulentas tan características de las conjuntivitis bacterianas. Puede haber cierta producción de legañas, debidas el excesivo lagrimeo, pero no serán purulentas.

La conjuntivitis vírica suele remitir de manera natural al cabo de unos días. Pueden ser 5 días, o bien pueden ser 10 días, dependiendo del tipo de virus causante.

Pese a que como hemos visto suelen resolverse solas y sin complicaciones, es habitual que se suelan prescribir gotas oftálmicas lubricantes que alivian la sintomatología y las molestias, pero no se utilizarán antibióticos ni tampoco corticoides.

Cómo diferenciar la conjuntivitis bacteriana de la vírica

Quien sabe distinguir un tipo de conjuntivitis de otro es el médico. Como norma general, si hay secreciones purulentas estamos ante una conjuntivitis bacteriana, pero puede haber casos de conjuntivitis bacteriana con pocas secreciones y otros de conjuntivitis víricas donde haya cierta producción de legañas como respuesta residual al excesivo lagrimeo.

Por eso, es importante no automedicarse, acudir a un profesional de la salud y extremar las medidas de higiene a la hora de manipular el colirio o la pomada ocular prescrita. También hay que tener en cuenta el riesgo de reinfecciones que existe si no se tiene cuidado con lo que nos llevamos a los ojos que puede estar contaminado.

En resumen, la conjuntivitis bacteriana es más peligrosa para la salud ocular que la vírica ya que, de no tratarse, no remite y empeorará, pudiendo dar lugar a otras infecciones oculares. No obstante, con el tratamiento e higiene adecuados, ambos tipos de conjuntivitis se solucionan al cabo de unos días.